Dios nos pone en posición de liderazgo, pero debemos ejercerlo con sabiduría y humildad, sin olvidarnos de Dios, para que no nos pase lo del rey Uzías.
Dios nos pone en posición de liderazgo, pero debemos ejercerlo con sabiduría y humildad, sin olvidarnos de Dios, para que no nos pase lo del rey Uzías.