En la década de los cincuenta, en la isla de Jamaica, la llegada del RnB y el intento de los locales de replicar el género, dio como resultado el epítome de toda la música popular que conocemos de ese país: el uso de contra ritmos en la guitarra causó un ritmo pausado pero audaz, originado por callar las cuerdas generando un sonido cuya onomatopeya era "ska", dándole este nombre al nuevo estilo. En los ochenta y noventa se hizo enormemente popular en Reino Unido, Estados Unidos y Latinoamérica, territorio en el cual, a pesar de ya no estar en la cima, siguen apareciendo bandas con estilos sumamente distintos.