El traidor se acerca.
Estaban todavía hablando, cuando un tropel de soldados, con hachas y antorchas entró en el Getsemaní, guiados por Judas.
Después del cenáculo, había ido al Sanedrín, recibido el dinero y un tropel de gente armada, compuesto por criados del pontífice, de guardias del templo y de soldados romanos.
Fue con ellos al Getsemaní, donde sabía, que aquella hora, estaba el Maestro.
Como la mayor parte de ellos, a la escasa luz de la luna, de las antorchas y las linternas, no hubiera conocido a Jesús, en la espesura de los olivos.
Judas había dado una señal para conocerlo
Diciéndoles:
Aquel a quien yo diere un beso, es Él.
Prendedle y llevadle con cuidado.
Tan pronto como llegó al huerto, se separó de la chusma, que lo seguía a poca distancia.
Hallando a Jesús, le dijo:
Salve Maestro, y lo besó.
Amigo. Le dijo Jesús
¿Qué has venido hacer?
¡Judas!
¿Con un beso entregas al Hijo, del hombre?
Judas se ocultó entre los soldados.
La chusma y los miembros del Sanedrín, rodeaban ya a Jesús para apresarlo.
¿A quién buscáis?
Les dijo Jesús, con tranquila nobleza.
A Jesús Nazareno, respondieron.
¡YO SOY!
A estas palabras de Cristo, achárense todos para atrás, y cayeron en tierra.
Pero Jesús, que no por ellos, si no por amor, era entregado a la muerte.
Les hizo levantar
Y repitió:
¿A quién buscáis?
A Jesús nazareno, replicaron.
Os he dicho que soy yo. Si, pues me buscáis a MÍ, dejad marchar a los míos.
Se arrojaron brutalmente sobre Él, para encadenarlo.
Los discípulos, al ver lo que ocurría, dijeron
¿Señor, echamos mano a la espada?
Sin esperar la repuesta.
Pedro desenvainó la suya, y dirigiéndola a la cabeza de un criado del pontífice, llamado Malco, le cortó la oreja derecha.
Jesús le dijo:
¡Basta!
Y volviéndose a Pedro, añadió
¡Mete la espada en la vaina!
¡El que empuña la espada, a espada morirá!
¿Crees, por ventura, que no puedo Yo, rogar al padre, el cual inmediatamente, me enviaría más de doce legiones de ángeles?
Pero Entonces,
¿Cómo se cumplirían las escrituras, según las cuales, es necesario que ocurran estas cosas?
Reprendido Pedro y curada la oreja de Malco.
Jesús dijo:
A los soldados, a la turba, a los príncipes de los sacerdotes, al magistrado del templo y a los ancianos que habían ido apresarlo.
“Habéis, venido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un asesino; cuando todos los días enseñaba en el templo, no os atrevisteis a apresarme. Pero todo esto ocurre para que se cumplan las profecías. Ésta es vuestra hora, la hora del poder de las tinieblas”.