En 1976, un golpe de estado por parte del ejército argentino terminó con los últimos restos del legado de Juan Domingo Perón. Al principio el pueblo vio el cambio de forma positiva, pero pasó poco tiempo para que cambiara completamente de opinión. Siguieron siete años marcados por desapariciones, secuestros y asesinatos a un nivel tal, que no hay registro exacto del número de personas ejecutadas en ese periodo.