Lecturas del Bosque

#15 Tlön, Uqbar, Orbis Tertius - Jorge Luis Borges


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Confieso que hasta hace poco no había leído casi nada de Borges, porque aunque suene a pecado, no me había llamado mucho la atención. Tal vez por la fama que tiene Borges de escribir cosas super mentales y complejas, tal vez por todo el aire intelectual que gira a su alrededor, tal vez por esa especie de respeto y nostalgia que inspira todo el personaje: el viejo ciego, erudito y de bastón.

Y eso que tuve durante años, en el estante de mis libros ,un retrato de Borges, pintado por Ricardo Jordan, un cuadro que me había prestado Yoyó. Y aún así no lo leía, he sido una farsa.

Pero creo que debo estar lejos de ser la única persona que se haya sentido intimidada por Borges. Así que en este episodio quería hablar de uno de sus cuentos, a ver si se animan a leerlo, porque disfrutar a Borges no es tan complicado como parece, y además, los va a enriquecer con un arsenal de frases tremendas, y de ideas loquísimas, que desafian el límite mismo de lo que se puede imaginar y que se pueden usar hasta para los más maquiavélicos de los proyectos.

El caso para mi se resolvió el pasado Diciembre, cuando fui a visitar a mi familia, y unos días después de navidad vi a uno de mis tíos, a mi tio Quico. Mi tío Quico es un tipo super interesante. A pesar que desprecia la mayoria de las cosas que lee y que ha leido, el tipo siempre está leyendo. Conozco a pocas personas que lean tanto como él. Y además, como es medio hipocondriaco, siempre está comiendo sano y haciendo ejercicios. Asi que, qunque tiene una tendencia a renegar a gritos sobre cualquier cosa que no le agrada – y pocas cosas le agradan – debe estar aparentando unos 20 años menos de los que tiene en realidad.

La cosa es que unos días después de navidad me topé con mi tio Quico, y le comenté que estaba haciendo este podcast. Me preguntó si había hecho algo sobre Borges y cuando le dije que no había leido mucho de Borges pude ver como se le iba perdiendo la mirada y como comenzaban a rechinarle los dientes, casi que le temblaba el labio de arriba, pero se aguantó las ganas de renegar hasta que se levantó. Despues de un rato volvió con un librito de cubierta de cuero oscuro y letras doraras: era Ficciones, de Borges, lo puso en la mesa y me lo regaló. Y así due comencé de leer de verdad a Borges. Hace poco.

Hoy quería hablar de uno de sus cuentos: Tlön, Uqbar, Orbis Tertius.

Ya de entrada vemos que comienza con un nombre medio extraño. Pero no se asusten.

En el prólogo, Borges, que nunca escribió nada que no fuese breve, ya nos dice:

“Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explorar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario. Así procedió Carlyle en Sator Resartus; así Butler en The Fair Haven; obras que tienen la imperfección de ser libros también, no menos tautalógicos que los otros. Más razonable, más inepto, más haragán, he preferido la escritura de notas sobre libros imaginarios.”

Y este cuento es basicamente eso, notas sobre un libro imaginario. Pero no es cualquier libro. Ya vamos a llegar a lo importante. Por ahora sigamos.

En el cuento, el propio Borges hace de narrador personaje y nos va contando cómo va descubriendo más y más cosas sobre ese libro.

En ese libro se describe un universo diseñado durante varias generaciones, por un número incierto de personas, cada una especializada en una disciplina diferente. Unos inventaron su geografía, otros su fauna y flora, otros sus leyes físicas, otros su geometría, otros sus lenguajes, otros sus poesías, sus filosofías, sus religiones, etc. Un trabajazo ultra detallado que van haciendo en diferentes tomos de su propia enciclopedia que poco a poco van siendo filtradas al público en general.

Pero en ese mundo todas estas disciplinas tenían algo en común: todas estaban guiadas por un profundo idealismo subjetivo. O sea, la idea principal de que la sustancia material no existe, sino que todas las cosas son percebidas por la mente. La idea de que ser, es ser percebido.

El obispo y filosofo irlandés George Berkeley basó su filosofia en esta idea. Para él, la cosas materiales no existen, o mejor dicho, solo existen en tanto las percebimos; y nuestra realidad es básicamente un conjunto de ideas compartidas que podemos percibir gracias a la conciencia de Dios, que nos hace percebirlas de manera coherente. Como si estuviesemos viviendo en una especie programa tipo Matrix que tiene Dios para nosotros.

En el cuento, también aparece don George Berkeley, como uno de los miembros que diseñan este mundo imaginario. El nombre del mundo es Tlon. Y en Tlön, la realidad, en lugar de estar hecha de la consciencia de Dios, está hecha de las conciencias del grupo de personas que van imaginando y diseñando el mundo en su enciclopedia, o a través de su enciclopedia. En Tlön, los hombres cumplen el papel de Dios.

Hasta aquí todo benevolo e inofensivo. Pero las cosas se ponen más interesantes cuando poco a poco la realidad de Tlon comienza a invadir la nuestra. Cuando poco a poco nuestro mundo comienza a convertirse en Tlon.

Alucinante es poco.

Para saber cómo es que pasa eso, hay que leer el libro.

Una de las cosas esencialísimas y siempre importantes en la que nos deja pensando el cuento es en la naturaleza misma de la realidad:

Qué es la realidad? El sufrimiento de una de persona en el Donbás? Las noticias de las barbaridades que pasan en las calles? La idea y el sentimiento colectivo de de la percepción de una injusticia? O Los profundos e infinitos laberintos de mi propio mundo interior? O del mundo de Victor Hugo, no es terrible también sufrimiento de Jean Valjean.? No es real? Qué es real?

Las novedades de conocidos y desconocidos en redes sociales? Porque ya casi que parece que si algo no está en internet no ha sucedido realmente.

Reemplacemos la palabra real por la palabra importante. Qué es lo que hace que algo sea importante? Las efímeras emociones que nos provacan? Su permanencia en la conciencia de la gente? El hecho de que podamos no solo mirarlas sino tambiñen tocarlas? O el hecho de que algo sea, de alguna forma, parte de nosotros? Si seguimos así en cualquier momento nos topamos con dios.

Puede que parezca algo trivial, pero es una de las preguntas más antiguas que se viene haciendo el ser humano. Cómo puede uno andar por la vida sin preguntarse qué es la realidad, qué es la verdad.

Se habla mucho de lo fantástico en Borges, pero este fantástico no es de magos con varitas mágicas, dragones que escupen fuego, o de leones que pueden hablar; tampoco es fantástico en el sentido de tener mariposas amarillas que persiguen por todas partes a un hombre enamorado, o pueblos fantasmas en el que sus habitantes se niegan a morir. Sus historias, como pudieron ver, son fantásticas en el sentido que decía antes, que llegan a desafiar a nuestra propia imaginación, nuestra capacidad misma de imaginars; por ejemplo: un libro infinito que resulta que es un laberinto, en el que los caminos estan hechos de tiempo y no de espacio, o un hombre que da vida a otro hombre tan solo soñándolo, y que para evitarle el sufrimiento, le oculta su origen onírico, solo para descubrir más tarde, que él mismo también estaba siendo soñado.

Que locura no?

Aquí leo un fragmento justamente de Tlön, para que se hagan una idea:

“ … unas de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente. Otra escuela declara que ha transcurrido ya todo el tiempo y que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda falseado y mutilado, de un proceso irrecuperable. Otra, que la historia del universo – y en ella nuestras vidas y el más tenue detalle de nuestras vidas – es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un demonio.

Otra, que el universo es comparable a esas criptografías en las que no valen todos los símbolos y que solo es verdad lo que sucede cada trescientas noches. Otra, que mientras dormimos aquí, estamos despiertos en otro lado y que así cada hombre es dos hombres.”

Cuantas novelas, series, peliculas, obras de teatro pueden salir solamente de ese párrafo? haha

Algunas películas modernas se parecen a estas ideas Borges. Christopher Nolan, de hecho es su admirador confeso, y no es de extrañar que películas como Interestellar, Tennet, Memento, o Inception, nos hagan recuerdo a algunas historias de Borges. O sea que si te gustan estas películas, y te gusta leer, es practicamente seguro que te va gustar Borges.

Ademas de estas ideas que desafían la propia fantasía, Borges tiene un uso del lenguage que a veces es... no se, brutal y sublime, al mismo tiempo. En una frase te tira dos sopapos, que te dejan pasmado, pensando. En una frase.

Por ejemplo, en el episodio que hice, aquñí en el podcast sobre mi queridísimo Capitan de Ultramar, al querer expresar que la vida es en realidad como la recordamos, usé la cita de García Marquez de que la vida no es como uno la vive, sino como uno la recuerda para contarla. Pero si en ese entonces ya hubiese leído a Borges, sin duda hubiese citado a Borges, que queda mucho más elegante, y que también combina perfectamente con mi amigo Vasco Moscoso de Aragao, escuchen a Borges:

“somos nuestra memoria, somos ese químerico museo de formas inconsistentes, ese monton de espejos rotos”.

En fin, repito, leer a Borges solo nos puede enriquecer. Espero que se animen y que disfruten.

Para quien esté interesado en un buen análisis sobre Borges y su obra, voy a dejar un link aquí en la descripción, un link de una serie de videos de una conferencia sobre Borges que da Ricardo Piglia que es muy buena.

Un abrazo, y hasta la próxima.

https://www.youtube.com/results?search_query=borges+por+piglia

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Lecturas del BosqueBy Camilo Vadillo