Bienvenidos a Outlander, al universo de Diana Gabaldon, un universo con viajes en el tiempo y una mujer fuerte e independiente en el centro, con paisajes y música escocesa y mucho sexo de gente guapa y donde conoceremos propiamente a los Fraser, la familia más sangrienta y despiadada de la historia, asesinos a sangre fría en dos eras y continentes diferentes. 

Esta semana. Cortamos a negro. Cuando. No vaya. A ser que. Censuralander. El capítulo de la semana ha sido como ver una película descargada de china en la que en el momento que hay algo de folleto cortan a negro. Hemos visto mucho sexo en Outlander, incluso mucho que deberíamos no haber visto, pero sin embargo lo de Lord John Claire era demasiado para las seguidoras de Outlander o simplemente Catriona Balfe está hasta las tetas de enseñar las mismas y ahora que ya es productora ha dicho, fundido a negro y que se las imaginen.

El caso que aunque seguimos con el acelerador pisado este capítulo ha sido otra cosa, ya ha habido conversaciones y desarrollo de personajes y no ha sido esa concatenación de eventos a toda velocidad del anterior episodio. Para mí hemos vuelto a los raíles, ¿podrían habernos ahorrado un poco de Roger a favor de dar más aire a otras tramas más interesantes? Pues sí porque cada vez que sale es un poco la pausa para el baño, pero aún así he disfrutado este episodio.