¿Sabes?, me sigue pasando, tardo unos minutos desde que despierto del todo hasta que soy consciente de la situación en la que estamos.
Tal vez es que ni salgo, ni me relaciono demasiado. Y puedo llegar a estar ausente de "todo" viviendo la realidad aislado.
La autopista ya casi suena como siempre. Trato de no escuchar. El ir y venir de luces me lleva a una de esas grandes avenidas americanas que rodean el downtown. Como aquella en que Sherman, uno de los protagonistas de la novela "La hoguera de las vanidades" se pierde en el Bronx a la vuelta del aeropuerto.