Nada en el planeta de ustedes es un depresor y ciertamente no el compartir el amor físico. Sus cuerpos son programados en el útero, mucho antes de que la sociedad los ajuste a sus propios patrones de miedo. "El libro de Emmanuel", cap. 8. p. 85.

Ustedes pueden crear por cuenta propia un jardín del deleite, si creen en él. Podrán igualmente crear por sí mismos un sufrimiento intolerable si consideran que es necesario. "El libro de Emmanuel", cap. 8, p. 84.

Cuando quiera que los invada el sentimiento de que no tienen alternativas, los insto a detenerlo todo... ¡allí mismo! Eso no es más que un truco que ustedes mismos se hacen para evitar asumir la responsabilidad y, por lo tanto, el regocijo de la vida. "El libro de Emmanuel", cap. 8, p. 82-83.

La vida es pesada solamente cuando no se tiene esa identificación con la alegría eterna. La gran solemnidad no aporta contribución alguna. Ustedes necesitan reír. Necesitan jugar cada uno a su manera. Alegría es aprender, tener la experiencia sin dolor. "El libro de Emmanuel", p. 81.

Si no pueden ustedes tolerar la delicia de lo humano, ¿cómo podrán soportar la Delicia de la Unicidad Eterna? Si se vive la vida con cuidado y atención, esta les dará el alimento y la riqueza que tanto añoran. "El libro de Emmanuel", cap. 8, p. 80.

Creación, alegría, abundancia, realización. Regocijo, alegría, gozo, es ver cómo se levanta el Dios dentro de ti, cómo se sacude... y cómo comienza a sonreír. En tu alegría tú estás celebrando a Dios, tú estás celebrando el Festín de la Vida. "El libro de Emmanuel", cap. 8, p. 79.

Responsabilidad y culpa son dos cosas distintas. La culpa es algo negativo e impráctico. La responsabilidad es algo maduro y te sacará de la selva, llevándote a la Luz. Soberbia, ira, miedo, duda...etc... Confíen en la vida amigos míos. Por más que a veces la vida nos lleva por caminos equívocos, dicho viaje es necesario. "El libro de Emmanuel", cap. 7, p. 67 a 78.

Caigan en la cuenta de que en esta Tierra solo puede existir la perfección relativa. Caigan en la cuenta también de que ustedes no necesitan ser perfectos para ser amados. Ámense los unos a los otros con sus imperfecciones, cariñosa y totalmente.

La responsabilidad suya consiste en oír a su propio corazón. Esta es una aula para aprender cómo amar lo que aparenta ser absolutamente in-amable.

Muchos en el mundo humano se deleitarían con el castigo al que sería sujeto un asesino al entrar en la otra vida, a fin de pagar por su violencia. Sin embargo ustedes no pueden juzgar eso, solo pueden bendecir, orar, abrirse, confiar y agradecer.