Todos hemos tenido esos momentos en los que sabemos que Dios estaba haciendo algo especial en nosotros, sin embargo, lo dejamos pasar y cuando volvemos a mirar esa temporada, se fue. Si hemos perdido temporadas, Dios quiere enseñarnos a no perder la próxima, pues quiere que aprendamos a discernir los tiempos, a reconocer la voz que nos llama de vuelta.