Los desterrados llegan a Jerusalén y comienzan la reconstrucción del Templo. Empiezan por reconstruir el altar del Dios de Israel para poder ofrecer holocaustos, tal como está escrito en la Ley de Moisés. El pueblo celebró también la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito y una vez reconstruido el altar, comenzaron a levantar los cimientos del Templo cantando, alabando y dando gracias al Señor.