Sin duda alguna, pues no hay ninguna distancia entre Él y Su Hijo.
Su conciencia se encuentra en la memoria de todo el mundo y Su Palabra está impresa en el corazón de todos.
No obstante, dicha conciencia y dicha memoria sólo podrán traspasar el umbral del reconocimiento cuando se hayan eliminado todos los obstáculos que se oponen a la verdad.
Mas ¿para cuántos es éste el caso?
De ahí que los maestros de Dios sean necesarios.
Y aunque éstos no han alcanzado todavía el entendimiento necesario, se han unido a otros.
Esto es lo que los diferencia del resto del mundo.
Y esto es lo que permite que otros abandonen el mundo con ellos.
Solos no son nada.
Pero en su unión reside el Poder de Dios.