No necesitas ayuda para entrar en el Cielo, pues jamás te ausentaste de él.
Pero sí necesitas una ayuda que proceda de más allá de ti, pues te encuentras limitado por falsas creencias con respecto a tu Identidad, la cual sólo Dios estableció en la realidad.
Los ayudantes que se te proveen varían de forma, aunque ante el altar son uno solo. Más allá de cada uno de ellos se encuentra un Pensamiento de Dios, y esto jamás ha de cambiar.
Pero sus nombre difieren por un tiempo, puesto que el tiempo necesita símbolos, siendo de por sí irreal.
Sus nombres son legión, pero no nos extenderemos más allá de los nombres que el curso en sí emplea.
Dios no provee ayuda, pues no sabe de necesidades.
Sin embargo, Él crea todos los Ayudantes que Su Hijo pueda necesitar, mientras éste siga creyendo que sus fantasías son reales. Dale gracias a Dios por ellos, pues son quienes te conducirán de regreso a su hogar.