Maestro de Dios, tu única tarea puede definirse de la siguiente manera: no hagas ningún trato en el que la muerte sea parte integrante de él.
No creas en la crueldad, ni permitas que el ataque oculte la verdad de ti.
Lo que parece morir, tan sólo se ha percibido incorrectamente y se ha llevado al campo de las ilusiones.
De ahí que tu tarea sea ahora permitir que las ilusiones sean llevadas ante la verdad.
Mantente firme sólo en esto: no te dejes engañar por la "realidad" de ninguna forma cambiante.
La verdad no cambia ni fluctúa, ni sucumbe ante la muerte o ante la destrucción.
¿Y cuál es el final de la muerte?
Nada más que esto: el reconocimiento de que el Hijo de Dios es inocente ahora y siempre.
Nada más que eso.
Pero no olvides que tampoco es menos.