La oración es mucho más que decirle a Dios "dame", "bendíceme". Es tener una relación cercana con Dios, es sentarse, como Martha, a los pies de Jesús para escucharle con atención, dejando de lado toda situacion egoísta. Es mantenerse en comunión y comunicación con Dios durante todo el tiempo, es vivir consciente de la presencia de Dios en nuestra vida. Hagamos de la oración un estilo de vida.