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En este capítulo, Diego Grez e Irma Nasser conversan sobre un período clave en la historia municipal de Pichilemu: desde la tercera alcaldía de Felipe Iturriaga Esquivel (1956-1960) hasta la gestión del doctor Basilio Sánchez Beguiristain (1960-1963).
Se abordan episodios como la controversia en la proclamación de regidores, la anulación de cambios de nombres de calles, los problemas de inasistencia que afectaron el funcionamiento del municipio y las iniciativas de obras públicas impulsadas por Iturriaga, entre ellas la mejora del edificio consistorial y el apoyo a la educación local.
Luego, se revisa el mandato del doctor Sánchez, marcado por proyectos de urbanización, la compra y remodelación de la hostería de Infiernillo, la idea de expropiar los baños tibios para un hotel turístico, la ampliación del alumbrado público, la inauguración del Puente Negro y la gestión de terrenos para escuelas y retenes.
El episodio también da cuenta de las tensiones políticas de la época, las críticas desde la prensa regional y la percepción de una municipalidad que, a pesar de algunos avances, enfrentaba cuestionamientos por ineficiencia y falta de gestión.
Un recorrido por luces y sombras de la administración local en una etapa en que Pichilemu comenzaba a perfilarse como balneario, pero seguía luchando contra carencias estructurales.
By Diego GrezEn este capítulo, Diego Grez e Irma Nasser conversan sobre un período clave en la historia municipal de Pichilemu: desde la tercera alcaldía de Felipe Iturriaga Esquivel (1956-1960) hasta la gestión del doctor Basilio Sánchez Beguiristain (1960-1963).
Se abordan episodios como la controversia en la proclamación de regidores, la anulación de cambios de nombres de calles, los problemas de inasistencia que afectaron el funcionamiento del municipio y las iniciativas de obras públicas impulsadas por Iturriaga, entre ellas la mejora del edificio consistorial y el apoyo a la educación local.
Luego, se revisa el mandato del doctor Sánchez, marcado por proyectos de urbanización, la compra y remodelación de la hostería de Infiernillo, la idea de expropiar los baños tibios para un hotel turístico, la ampliación del alumbrado público, la inauguración del Puente Negro y la gestión de terrenos para escuelas y retenes.
El episodio también da cuenta de las tensiones políticas de la época, las críticas desde la prensa regional y la percepción de una municipalidad que, a pesar de algunos avances, enfrentaba cuestionamientos por ineficiencia y falta de gestión.
Un recorrido por luces y sombras de la administración local en una etapa en que Pichilemu comenzaba a perfilarse como balneario, pero seguía luchando contra carencias estructurales.