Cuando Lisias se entera de lo ocurrido se queda perplejo y descorazonado porque los planes con Israel no habían salido como él deseaba ni como el rey le había ordenado. Al año siguiente reúne cinco mil jinetes y sesenta mil soldados para combatir de nuevo contra los judíos. Judas vence a Lisias y sube a Jerusalén para purificar y dedicar el Templo y así poder reanudar el culto.