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Fray Reginaldo, insistía en la necesidad de: "Formar el corazón de las tiernas criaturas a la medida del Buen Jesús". La medida del hombre es Jesús, "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo." (Ef. 4,13).
Escribía a las hermanas “Han recogido de los Corazones de Jesús, María y José y de mi Padre Domingo, el amor a la humanidad, el llanto a la miseria, el consuelo al menesteroso, el auxilio al necesitado, y lo que es todo en la vida humana la conformidad con la voluntad de Dios”. Esa es la fórmula, el secreto de Reginaldo que hoy nos deja, contemplar y aprender de esos corazones, abrazar a la humanidad que nos interpela, nos necesita, que está a nuestro lado, en nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, de estudio y también en aquellos que sufren por no tener comida, vivienda, trabajo, salud, paz, consuelo.
By Mariana ZacaríasFray Reginaldo, insistía en la necesidad de: "Formar el corazón de las tiernas criaturas a la medida del Buen Jesús". La medida del hombre es Jesús, "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo." (Ef. 4,13).
Escribía a las hermanas “Han recogido de los Corazones de Jesús, María y José y de mi Padre Domingo, el amor a la humanidad, el llanto a la miseria, el consuelo al menesteroso, el auxilio al necesitado, y lo que es todo en la vida humana la conformidad con la voluntad de Dios”. Esa es la fórmula, el secreto de Reginaldo que hoy nos deja, contemplar y aprender de esos corazones, abrazar a la humanidad que nos interpela, nos necesita, que está a nuestro lado, en nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, de estudio y también en aquellos que sufren por no tener comida, vivienda, trabajo, salud, paz, consuelo.