Este episodio está más centrado en Ellen y Henry —o viejoven sassenach y soldadito de plomo— que nos van a hacer sufrir. Por todos lados. Primero sufrimos porque sabemos que nunca van a reencontrarse con Claire; esa idea ya de por sí es dolorosa (aunque tengo esperanzas de que conocerá a su hermano). Además, se habrían llevado súper bien, porque viejoven sassenach es un plomizo a la hora de soltar discursos hipermegarrománticos de la nada, sobre cosas como la lotería. Es especialmente cursi y sabemos que a Claire le habría encantado.
El otro sufrimiento viene de que están tan cerca de encontrarse sin saberlo que ya estamos al borde del sofá pensando: “¿será ahora?”. En este capítulo hasta ha escrito una carta a la casa donde ella está. Este juego de los casi-encuentros me tiene con el alma en vilo.
Además Outlander inventa la ludopatía en Escocia y se avecinan cosas interesantísimas.
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