Como el hijo pródigo, así nos acercamos a los brazos del Padre.... Y comienza la fiesta!! Dice fray Reginaldo: "Pero ¿para qué enumerar las excelencias de la penitencia y la absolución con que Dios Omnipotente nos premia con más palabras? Es el mayor de todos los dones de su misericordia. Es la perfección de todas las perfecciones. Es el regalo de Dios al hijo pródigo, vuelto a la casa de su Padre pidiendo perdón: ¿Y cómo lo recibió? Le abrazó, le besó y mandó celebrar un banquete. ¿Creéis que este se ha concluido ya, que no hay más alegría en el cielo cuando el hombre pródigo que somos todos nosotros, vuelve de su camino extraviado a la casa de nuestro Padre detestando su vida, que no nos perdonará todo pidiéndoselo arrepentidos y humillados como el hijo pródigo de quien nos contó Nuestro Señor?" (Carta Pastoral de Cuaresma, 1893). 

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