Libro I Capitulo 5 – Todos queremos el progreso, que significa acercarse al lugar donde queremos estar. Si estamos en la ruta equivocada, progresar significa darse media vuelta y volver al camino correcto.
Sabemos de un Alguien o Algo tras la Ley Moral de quien tenemos dos partículas de evidencia acerca de su existencia. Una es el universo que El creo, y la otra es la Ley Moral que El ha puesto en nuestras mentes, que nos lleva a pensar que El se interesa profundamente en la conducta correcta. Por lo tanto, entendemos que Dios es “Bueno” pero no en el sentido de ser blando o compasivo, ya que la Ley Moral es dura como el acero y te dice que hagas lo correcto sin importar cuán peligros o doloroso sea.
El cristianismo le dice a la gente que se arrepienta y le promete perdón. Por lo tanto, no tiene nada que decir a las personas que no saben que han hecho algo de que arrepentirse y que no sienten que necesitan perdón alguno. Es después de haber roto esa Ley Moral y de haberse malquistado ese Poder tras la ley que el cristianismo empieza.
Ofrecen una explicación sobre cómo llegamos a nuestro estado actual de a la vez odiar y amar el bien. Ofrecen una explicación sobre como Dios puede ser esta inteligencia impersonal tras la Ley Moral, y también una Persona. Te dicen como los imperativos de esta ley, que ni tú ni yo podemos cumplir, han sido establecidos para nuestro bien, como Dios mismo se hace hombre para salvar al hombre de la condena de Dios.
La religión cristiana es a la larga un consuelo inefable. Pero no comienza en el consuelo, comienza en el desaliento que he descrito, y no sirve de nada intentar ir a ese consuelo sin pasar primero por el desaliento. El consuelo es precisamente la cosa que no puedes obtener yendo tras ella. Si buscas la verdad, obtendrás consuelo al final, pero si buscas consuelo no lograras ni consuelo, ni verdad, ni nada.