Os propongo, que hagamos practica de lo que decimos.
Digamos cada mañana al levantarnos y por la noche al acostarnos, tres “Ave Marías”. Añadiendo a cada una de ellas, una breve oración:
“Por vuestra pura e inmaculada concepción, oh María purificad mi cuerpo y santificad mi alma”.
Pidiendo luego, la bendición a María, como madre nuestra, conforme lo hacía siempre San Estanislao, y poniéndose en fin bajo la protección de Nuestra Señora, rogándole que nos guarde de pecar en aquel día o noche siguiente.