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Juan David Betancur
[email protected]
Había una vez un niña llamada Camila que vivía con sus padre y dos hermanos más pequeños en una cabaña cerca a un bosque. Para Camila la mejor época del año era la navidad ya que su padre siempre adornaba la casa con luces y adornos y ella y sus hermanos le ayudaban a decorar un árbol de navidad. Aquel año todo era diferente, su padre había sufrido un accidente a finales de noviembre y estaba acostado en la cama mientras se recuperaba de sus dolencias. Sabiendo que era el padre quien se encargaba de organizar y decorar toda la navidad, Camila y sus hermanos trataron de hacerlo le mejor posible, pero la casa no tenía el ambiente que tenia en años anteriores. Algo faltaba. Los niños se sentían tristes ya que pasaban los días y su padre no se recuperaba de sus dolores.
Camila decidio caminar hasta el pueblo para comprar algunos víveres y en su camino paso cerca al bosque y oyó una voz que desde lo profundo del bosque la llamaba… Camila Camila.
La niña extrañada miro hacia el bosque y vio allí en un pequeño claro un arbolito muy pequeño que con sus ramas le hacia señales para que se acercara. Camila extrañada de ver que un árbol le estaba haciendo movimientos pensó que posiblemente era el viento el que movía las ramas, pero eso no explicaba la voz que la llamaba.
El arbolito le dijo…. Camila soy yo el árbol. No tengas miedo.
Pero… pero …. Decia Camila… Los arboles no hablan.
Jaja ….dijo el árbol. Todos hablamos lo que pasa es que los hombres no escuchan lo que decimos….
Bueno y tu como te llamas, pregunto la niña.
El pequeño árbol subiendo con orgullo sus ramas le dijo …. Yo me llamo esperanza.
Esperanza…. Contesto la niña, es un nombre extraño para un árbol.
Mira dijo el árbol. Te voy a contar porque me llamo esperanza.
El invierno pasado, recordaras que hubo una tormenta muy fuerte. Pues he de decirte que a los arboles del bosque esa tormenta nos afecto mucho ya que la nieve que cayo sobre nosotros y los vientos nos hicieron perder muchas ramas y muchas hojas. Después de varios días los arboles sentían que no podrían recuperarse. La nieve era muy pesada y hacia que las ramas se doblaran, los pocos que tenían hojas después de el otoño perdieron las ultimas que tenían. Todo era muy triste aquí en el bosque.
Por muchos días todo era triste, húmedo y frio.
Pero un viejo árbol que nos miraba, siempre se reía de nosotros. Ya puedes imaginarte todos nosotros tristes y el árbol riéndose. Nos enojamos y le dijimos.
Oye tu de que te ríes no ves que la nieve nos llega hasta bien arriba y nuestros troncos están mojados y no tenemos ya hojas. No es para risas.
El árbol que era un viejo viejo Ciprés que había vivido más de 400 años, nos miro y nos dijo.
Mira se que hoy se sienten tristes y aburridos. Que la tormenta fue muy dura con ustedes, pero deben recordar que siempre hay algo que se llama esperanza.
Esperanza…. Pregunte yo. Que es eso.
El árbol miro hacia arriba y dijo.
Ya lo veras.
Cuando el nos dijo eso, miro hacia arriba y como por arte de magia, las nubes que llevaban varios días sobre el bosque comenzaron a apartarse una de otras y allí en lo alto salió el sol y comenzó a iluminarnos…. Era un pequeño rayo inicialmente pero durante ese día y los siguientes días su luz y su calor derritieron la nieve que nos cubría. Poco a poco fuimos recobrando nuestro vigor y con el tiempo las hojas fueron apareciendo de nuevo en nuestras ramas.
Los
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Juan David Betancur
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Había una vez un niña llamada Camila que vivía con sus padre y dos hermanos más pequeños en una cabaña cerca a un bosque. Para Camila la mejor época del año era la navidad ya que su padre siempre adornaba la casa con luces y adornos y ella y sus hermanos le ayudaban a decorar un árbol de navidad. Aquel año todo era diferente, su padre había sufrido un accidente a finales de noviembre y estaba acostado en la cama mientras se recuperaba de sus dolencias. Sabiendo que era el padre quien se encargaba de organizar y decorar toda la navidad, Camila y sus hermanos trataron de hacerlo le mejor posible, pero la casa no tenía el ambiente que tenia en años anteriores. Algo faltaba. Los niños se sentían tristes ya que pasaban los días y su padre no se recuperaba de sus dolores.
Camila decidio caminar hasta el pueblo para comprar algunos víveres y en su camino paso cerca al bosque y oyó una voz que desde lo profundo del bosque la llamaba… Camila Camila.
La niña extrañada miro hacia el bosque y vio allí en un pequeño claro un arbolito muy pequeño que con sus ramas le hacia señales para que se acercara. Camila extrañada de ver que un árbol le estaba haciendo movimientos pensó que posiblemente era el viento el que movía las ramas, pero eso no explicaba la voz que la llamaba.
El arbolito le dijo…. Camila soy yo el árbol. No tengas miedo.
Pero… pero …. Decia Camila… Los arboles no hablan.
Jaja ….dijo el árbol. Todos hablamos lo que pasa es que los hombres no escuchan lo que decimos….
Bueno y tu como te llamas, pregunto la niña.
El pequeño árbol subiendo con orgullo sus ramas le dijo …. Yo me llamo esperanza.
Esperanza…. Contesto la niña, es un nombre extraño para un árbol.
Mira dijo el árbol. Te voy a contar porque me llamo esperanza.
El invierno pasado, recordaras que hubo una tormenta muy fuerte. Pues he de decirte que a los arboles del bosque esa tormenta nos afecto mucho ya que la nieve que cayo sobre nosotros y los vientos nos hicieron perder muchas ramas y muchas hojas. Después de varios días los arboles sentían que no podrían recuperarse. La nieve era muy pesada y hacia que las ramas se doblaran, los pocos que tenían hojas después de el otoño perdieron las ultimas que tenían. Todo era muy triste aquí en el bosque.
Por muchos días todo era triste, húmedo y frio.
Pero un viejo árbol que nos miraba, siempre se reía de nosotros. Ya puedes imaginarte todos nosotros tristes y el árbol riéndose. Nos enojamos y le dijimos.
Oye tu de que te ríes no ves que la nieve nos llega hasta bien arriba y nuestros troncos están mojados y no tenemos ya hojas. No es para risas.
El árbol que era un viejo viejo Ciprés que había vivido más de 400 años, nos miro y nos dijo.
Mira se que hoy se sienten tristes y aburridos. Que la tormenta fue muy dura con ustedes, pero deben recordar que siempre hay algo que se llama esperanza.
Esperanza…. Pregunte yo. Que es eso.
El árbol miro hacia arriba y dijo.
Ya lo veras.
Cuando el nos dijo eso, miro hacia arriba y como por arte de magia, las nubes que llevaban varios días sobre el bosque comenzaron a apartarse una de otras y allí en lo alto salió el sol y comenzó a iluminarnos…. Era un pequeño rayo inicialmente pero durante ese día y los siguientes días su luz y su calor derritieron la nieve que nos cubría. Poco a poco fuimos recobrando nuestro vigor y con el tiempo las hojas fueron apareciendo de nuevo en nuestras ramas.
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