Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

521. Día 8 - La constancia (Infantil)


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Juan David Betancur
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Hoy es el día 8 de la novena de navidad. Durante estos días he estado contando un cuento cada día basado en el espíritu navideño previo al 24 de diciembre. Gracias por su atención a estos cuentos. Hoy el cuento trata sobre la constancia. 

 

Había una vez en el cielo una gran algarabía, Dios les había comunicado a todos que había mandado a su hijo Jesús a nacer en la tierra para que llevara un mensaje de paz, amor y felicidad. Como era un gran acontecimiento san pedro se había hecho cargo de la selección de aquellos que irían a participar en el magno evento. Dentro de la programación estaba enviar una estrella que iluminara el lugar de nacimiento, comunicar a tres reyes magos el lugar para que fueran a adorar el niño, pero más importante estaba seleccionar el ángel que acompañaría el momento del nacimiento y que tocaría una dulce melodía en el arpa en le momento mismo que el niño naciera. 

 

La responsabilidad era enorme… En el cielo había cientos. Que cientos miles de ángeles que tocaban el arpa, siendo el arpa el instrumento más popular entre la sociedad de ángeles. Como se sabe en el cielo hay varios tipos de ángeles pero los más importantes son aquellos que cantan y aquellos que tocan instrumentos. Los que cantan se dice que cantan como ángeles y los que tocan instrumentos se dicen que tocan bonito. 

 

Lo cierto es que los ángeles que tocaban instrumentos se dividían en varias clases los de cuerda y los de percusión. Los de cuerda eran los más famosos porque los de percusión eran aquellos que acompañaban las tormentas poniéndole el fondo musical a los rayos. No eran pues muy apreciados. En los ángeles que tocaban las cuerdas los más más famosos eran los que tocaban el arpa. Siendo el arpa muy difícil de tocar solo aquellos que practicaban mucho y dominaban el instrumento eran admitidos en la sagrada sociedad de los tocadores de arpa. 

 

Por decisión de San pedro, el ángel que informaría de el nacimiento debía ser uno que tocara el arpa debido a su melodioso sonido. Todos los ángeles que lo hacían se apuntaron y todos comenzaron a practicar. 

Sin embargo había un angelito que siempre había querido tocar el arpa pero no tenia un arpa. Todos se rieron de el ya que era imposible hacerlo sin el instrumento. El angelito pregunto y pregunto por todo el cielo si había algún arpa por ahí sin dueño u en mal estado que el pudiera utilizar. 

 

La risa fue general. Todos sabían que había un arpa en el cielo que estaba disponible. Pero nadie absolutamente nadie había sido capaz de tocarla melodiosamente. Todos decían que el arpa era simplemente inservible. Así que para gastarle un broma al al angelito aprendiz le dijeron que fuera hasta el final del cielo, donde esta la frontera entre el cielo y el purgatorio y que allí detrás de un matorral había un arpa disponible. 

 

El angelito fue y después de recorrer todo el cielo llego a la frontera del purgatorio. Tan cerquita estaba que se podía sentir el calor de la paila mocha donde estaban las almas del purgatorio. Allí vio un matorral, lo movió y efectivamente estaba un arpa. Linda como la más linda, pero llena de polvo en la consola y la caja… y además algunas de las cuerdas estaban zafadas. El angelito tomo el arpa, se fue para la carpintería de san José, le pidió prestadas algunas herramientas y después de mucho trabajo limpio y arreglo todo en el arpa. Se paro frente al arpa y trato de tocar algunas notas, pero ninguna ninguna sonaba como debía. Todas ellas sonaban de forma contraria a lo que se suponía. 

El angelito decidio que el debía ser el que acompañaría al nacimiento de jesus, así que lo primero que debía hacer era arreglar el arpa. Co

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Había una vez...Un cuento, un mito y una leyendaBy Juan David Betancur Fernandez

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