Al bendecirlos se elevó lentamente a la majestad de los cielos, en presencia de sus muy queridos, que lo miraban maravillados, hasta que, al fin, una nube formada en la inmensidad azul, lo ocultó para siempre.
Aquí nos dejaba a su Madre, como María Auxiliadora.
¿Qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que, separándose de vosotros, se ha subido al Cielo, volverá como le habéis visto ir al cielo”.