Aquello que te molesta, te molesta porque te genera un contraste. Si no hubiera un opuesto, no experimentarías nada. Y ese contraste es un regalo, porque gracias a él puedes ver esas partes de ti que suelen estar ocultas, darles una nueva mirada y que dejen de modular cómo ves el mundo. Gracias al contraste cada vez te llenas de más y más amor y bienestar.