Donde las puestas estaban cerradas, abramos nuestras propias puertas. Aquellas benditas del alma, dejando que el Espíritu Santo, haga y obre en nosotros el espíritu de apóstoles y juntos… ¡Sumemos fuerzas!
Es la hora de los seglares, es nuestra hora. Así nos lo demanda Jesús. Por ese camino nos lleva Él, por ese… ¡Nuestra Señora!
Aprovechemos y seamos merecedores…
¡Alcancemos esa tierra prometida!
Y con ella:
La mejor y más grande…
De las eternas promesas.