Durante la consagración el pan y el vino, se transforman en el cuerpo y la sangre de Jesús de Nazaret. En ese pan y en ese vino está presente Cristo de manera real y substancial. Al Igual que lo estuvo en Jerusalén. Este milagro lo denominamos transustanciación.
Milagros Eucarísticos, los hubo, los hay y los habrá, parece como si la cerrazón del ser humano su racionalismo, necesitara de vez en cuando algún hecho portentoso que achique su soberbia y de luz a su corto entendimiento, en las cosas relacionadas con Dios.
Relato del milagro de la transustanciación, ocurrido al Padre Cabañuelas en el Monasterio de Guadalupe.