Hay un fruto que espera a ser degustado, un fruto que nos empodera y que es invencible porque su dulzura se impone a toda amargura, a todo sufrimiento, a toda confusión.
Es un fruto que a veces será fácil de ofrecer y de ese modo, obtener, sin embargo, habrá ocasiones que no consigamos ejercerlo y vivirlo, saborearlo. Tendremos momentos de flaqueza y debilidad pero sólo serán obstáculos a superar desde la perseverancia y la paciencia, desde la seguridad y la confianza de que lograremos regresar a nuestra identidad de Amor, Paz y dicha sin fin.