Nuestras relaciones para ser sanas y satisfactorias, necesitan un terreno bien nutrido, una tierra donde la afectividad pueda desarrollarse de forma tal que su potencial se exprese en Conciencia de Unidad.
El mayor nutriente es nuestra observación consciente, poner atención a lo que pensamos y sentimos, comprender que estamos condicionados y que la liberación sólo será posible cuando pongamos el foco en lo Real, en la plenitud y la abundancia de unas cualidades amorosas que parecen nublarse cuando cometemos faltas.
La falta sólo revela carencia, así que pongamos lo que falta, y regresemos al Amor, que es nuestra verdadera Identidad y Función.