La ecuanimidad es la semilla de la inocencia. Cuando somos capaces de mantener una percepción neutra, sin juicios, recuperamos un poder y una fortaleza que nos van a impulsar a estar por encima de las circunstancias.
Sabemos que proyectamos nuestras experiencias, que el mensaje que portan puede ser el acicate para sanar heridas y que, desde nuestra libertad y responsabilidad, podemos decidir su significado y por tanto, nuestro sentir al respecto.
La margarita, bella flor del inocencia, es vital en la creación de nuestro jardín interior.