Regresar a lo silvestre, a lo natural, espontáneo e inocente; despertar a la confianza, a la alegría de ser uno mismo, más allá de los programas y condicionamientos, de lo establecido por una sociedad cada vez más exigente y desconectada, es urgente, mucho más de lo que imaginamos.

Las tecnologías y los avances en inteligencia artificial precisan de una madurez que todavía no hemos alcanzado. Para estar a la altura de lo que ello exige, hemos de centrarnos en el Ser y no tanto en el modo de ser, una máscara gobernada por el miedo que nos impide poner el Amor en el centro de la escena, permitir que lo natural y no lo "normalizado" se despliegue e irrumpa desbloqueando la maravilla que nos habita y que espera con paciencia infinita ser vivida.