La autoindagación, el proceso que nos lleva al conocimiento de lo que somos y de cómo somos, que nos permite liberamos de los condicionantes y limitaciones adquiridas a lo largo de nuestra periplo vital, nos lleva inevitablemente al descubrimiento de una fuente interior que nutre y sostiene nuestro jardín.
Cuando accedemos a la fuente, podemos regresar a una energía, una inteligencia y una afectividad originales desde las que potenciar nuestro Ser. Hemos desandado el camino y hemos ido soltando piedras y cargas que nos impedían descubrir nuestro origen, ahora más libres y preparados, podemos desarrollar todas esas cualidades que siempre fueron nuestras y recuperar el poder del pensamiento más benéfico y de la decisión más sabia.