El camino del Atlético de Madrid en la presente temporada llega a su fase culminante. Un tramo que se presupone apasionante y un equipo, que podrá jugar mejor o peor, pero que se deja el alma en cada partido, en cada balón. En Liga mantenemos las opciones y dependemos de nosotros mismo para campeonar, con una fecha marcada en rojo: el 16 de marzo en que recibimos al FC Barcelona en el Metropolitano.

Dos semanas después, nos jugaremos el pase a la final de Copa en 90 (quizá 120) minutos, en el mismo escenario y ante el mismo rival tras un partido de locos en la ida que tras muchos vaivenes, terminó en empate a cuatro en un ejercicio asombroso de carácter y resiliencia.

Mucha resiliencia nos hará falta en los octavos de Champions ante el Real Madrid y toda su maquinaria de vasallos del Tito Floren que no han tardado en preparar el terreno para la batalla. Mañana empieza el suplicio y, esperemos, que la moneda caiga de nuestro lado.

Pero si las cosas no salen como queremos, no nos bajaremos del barco. Ahí estaremos para apoyar a este equipo que se deja todo en la cancha. Y seguiremos cantando Aúpa Atleti este domingo en la comida aniversario de nuestra peña.