La historia de la salvación se realiza en las circunstancias más simples de nuestra vida. Desde allí Dios realiza sus promesas y su plan de salvación. Así es como Rut será miembro de sangre de la familia de Jesús, el Hijo de Dios encarnado. El evangelio nos interpela a vivir nuestra fe con claridad, sabiendo que Jesús, nuestro maestro, habló y vivió coherentemente con lo que dijo y nos muestra el camino de la autenticidad que tiene como elemento distintivo la humildad. ¡Maestro, que sigamos tus huellas con generosidad!