Nuestro pecado nos hace culpables delante de Dios, y eso debería ser motivo de aflicción para nuestra alma, pero en Cristo tenemos la expiación que nos puede devolver el verdadero gozo de vivir.
Nuestro pecado nos hace culpables delante de Dios, y eso debería ser motivo de aflicción para nuestra alma, pero en Cristo tenemos la expiación que nos puede devolver el verdadero gozo de vivir.