Palabra de Dios: “Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.

Y mientras iba, la multitud le oprimía. Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años…

Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.” Lucas 8:41-56

Perlas: ¿Puedes sentir lo que Jairo sintió cuando Jesús fue interrumpido por otra persona, cuando los minutos contaban y podían marcar la diferencia entre la vida y la muerte para su hija?Y así fue, lo peor que podía pasar pasó, su hija murió. Sin embargo, Jairo siguió creyendo y mantuvo en pie la invitación a que Jesús fuera a su casa, aún a pesar de que ya supuestamente no había nada que hacer. Parece ser que Jairo quería algo más que un milagro, quería la Presencia de Jesús en su casa, por tanto recibió un milagro mayor que sanidad física, Jairo recibió el milagro de la resurrección de su hija, y de su propia vida. Jesús trajo vida y resurrección a su casa.

¿Crees que Jesús puede resucitar esas áreas en tu vida que han muerto o que parece que han muerto?

Oración: Señor, te confieso que a veces siento que estás ocupado haciendo milagros en la vida de otros y que te has olvidado de mí. Siento que ya es tarde o que ya no hay nada que hacer. Perdóname por dudar de Ti, por juzgar Tus maneras y Tus tiempos. Perdóname por decir en mi corazón “ya para qué orar, ya para qué seguir creyendo”. Puedo ver que mientras sanabas a la mujer del flujo de sangre, estabas también tratando con la fe de Jairo…impresionante cómo él no se desesperó, ni te insultó, ni nada…él te esperó, te respetó y te creyó, y quiso aún de todas maneras que fueras a su casa. Esto es un ejemplo de honra y fe muy grande para mí. Gracias por mostrarme el corazón de Jairo y confrontar con amor el mío. Gracias por perdonarme y por exhortarme a seguir creyendo. Gracias porque estás moviendo mi espíritu a que renueve mi deseo de que Sí entres a mi casa a reinar. Entra Señor Jesús y trae vida. Entra a cada rincón de mi vida y resucita lo que está muerto. Creo que Tú eres la resurrección y la vida. Amén.

Reto del día: ¿En qué te pareces y en qué no te pareces a Jairo? ¿Cuáles aspectos de tu vida necesitan ser resucitados? ¿Estás dispuesto a que el Señor haga las cosas a Su manera y en Su tiempo? ¿Estás dispuesto a que Jesús entre a tu vida, a tu casa, a tu corazón, a reinar aún cuando Él no haga los milagros que tú quieres cuando tú quieres? Responde. Medita en tus respuestas y habla con Dios sobre todo esto. Permite que Jesús entre y haga lo que únicamente Él puede hacer.