Una flotilla internacional con ayuda médica y alimentos fue detenida por fuerzas militares en aguas internacionales. Entre quienes permanecen retenidos hay ciudadanos mexicanos cuya única acción fue la solidaridad. Este episodio contrasta la indignación popular en México con la pasividad de su gobierno, que prefiere comunicados tibios antes que una defensa real de los derechos humanos. Frente a la represión, las calles se convierten en la verdadera voz diplomática.
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