El profeta Malaquías nos anuncia la llegada del enviado de Dios como un juicio sobre el hombre y su historia. Para el autor de la Carta a los hebreos, la entrada del Hijo de Dios en nuestra historia era necesario para liberarnos de toda muerte, por eso asumió el sufrimiento humano y así se convirtió en nuestro intercesor. El evangelio de Lucas nos narra la presentación del Niño Jesús en el Templo, como lo hacían con todo primogénito de familia, lo cual provoca encuentros y declaraciones proféticas sobre su persona y su misión y hace constatar que crecía con sabiduría y gracia. ¡Señor, que nos involucremos en tu plan de salvación, asumiendo nuestra historia!