Un meteorito se abre paso hasta colisionar
en los corazones de la audiencia global. Es
la escena de la folktrónica, ese cruce entre la música de raíz y los
sonidos modernos de baile, cada vez más nutrida y poderosa. Desde Latinoamérica
y hasta África, en Asia e incluso en la ciudad de Barcelona, donde los
productores BeGun y Ocellot llevan un par de años lanzando EPs bajo el nombre
de Akkan de una belleza mística en los que el espíritu de las selvas se
mezcla con las percusiones negras y las pistas de baile del underground europeo
se lanzan a conquistar el espacio exterior.
Dicen los autores que este disco, su esperadísimo
debut en largo, nació (más allá de su amistad y su gusto compartido por las
grabaciones de campo y la improvisación sin ataduras) de una noche lisérgica
a base de drogas para expandir la mente. Diseñado como un viaje espiritual,
ambos ensanchan el universo que ya venían explorando por separado: el ambient
paisajístico y profundo de BeGun y la psicodelia contemporánea de
Ocellot.
Más que un álbum es un manifiesto sobre cómo
abordar la música del futuro, de la búsqueda incansable de nuevos sonidos
más allá de los ritmos anglosajones que habían dominado hasta ahora la
industria, donde el lugar de nacimiento no importa tanto como el sitio a donde
cada creador sea capaz de trasladar su mente, hermanando el Mediterráneo con
los prados irlandeses, las montañas andinas con las estepas africanas y las
junglas tropicales con la inmensidad del continente asiático.
Un sorprendente viaje a través de la música electrónica
junto a los invitados El Búho,
Chancha Via Circuito, Huaira y Arnau Obiols, destinado a contagiar de ese
espíritu transfronterizo y místico a los clubbers de todo el planeta en
2021 (siempre que la vacuna lo permita).
José Fajardo