¿Se acuerdan ustedes del sainete que montaron hace seis años Pablo Iglesias e Irene Montero a propósito del chalet de Galapar?
Cuando organizaron lloroso un referéndum entre las bases podemitadas, para que el pueblo se pronunciase a favor de su traslado desde el piso VPP de Vallecas a la mansión serrana, con piscina, casita de invitados y garita de la GuardiaCivil?
Pues esto de Sánchez es casi lo mismo, en lo que a desfachatez y lagrimeo se refiere, aunque de más calado político.
El jefe del PSOE intenta tapar una investigación judicial contra él y su esposa, por corrupción y tráfico de influencias, desapareciendo cómicamente de escena cinco días y lanzando un comunicado infame, más propio de un ‘¡Alo Presidente!’ del chavista Maduro que de una democracia occidental.