Gandules, sectarios o simplemente memos.
O todo a la vez, porque viendo como actúan Sánchez y su cuadrilla, la conclusión más obvia es que son una panda de zopencos.
Lo ilustra perfectamente lo sucedido este 8 de diciembre, con motivo de la reapertura de la catedral de Notre Dame en París.
La ceremonia, que marcó el final de cinco años de restauración tras el devastador incendio de 2019, reunió un rosario de líderes mundiales.