Aprender a reconocer nuestras emociones en el momento que surgen, reconocer sus manifestaciones en el cuerpo, aprender a relacionarte con ellas de una manera amistosa, amorosa y compasiva; en lugar de acallarlas o rechazarlas. Convirtiéndote en el espectador o espectadora, colocándote en el centro de mando en el trono de tu mente, puedes experimentarlas, puedes hablar con ellas, preguntarles porque se manifiestan y que necesitan. experimentando así la conexión e integración de todo tu ser de manera compasiva y amable, rebajando así la intensidad.