Cuando hablamos de un desierto como hijos de Dios hacemos referencia por lo general a una crisis personal, familiar, nacional, eclesial, etc. Solemos pensar que todo se trata de un ataque del enemigo, algo que no debería suceder y que no deberíamos aceptar. Sin embargo, los desiertos no son solo cuestiones del destino, temporadas de “mala suerte”, o artimañas diabólicas. Ellos pueden ser lugares de transformación usados por Dios para nuestro bien. En el episodio de hoy en #alimentoparaelespiritu hablaremos CLAMANDO EN EL DESIERTO. https://www.youtube.com/@alimentoparaelespiritu