Creemos que somos lo que pensamos, incluso cuando sentimos algo muy intenso. Y sí, los pensamientos crean y modifican lo que sentimos, pero no somos ni una cosa ni la otra. Hay veces que nos resulta muy difícil separar lo que se mueve en nuestra mente y lo que sentimos. Nos tiramos días con un sentimiento incómodo que no sabemos calificar, y lo que ocurre es que no queremos mirarlo, solo que desaparezca. Creemos que hay emociones buenas y emociones malas, cuando lo que hay son movimientos de energía que responden a lo que se da (tanto dentro como fuera de nosotros). Hoy te invito a que te mires, cambiando “un tanto” la manera de hacerlo: poniendo más corazón y cuidando la mente. Espero que te ayude. 🙏🏼