¡Ámate más!, es un enunciado que podemos leer o escuchar desde muchas fuentes hoy, y de verdad que suena lógico y sencillo pero bajo el margen real pocas son las personas que nos dicen que amar, que amarnos no es tarea sencilla y tampoco es una tarea de un único momento o día. Pensar que amarnos a nosotras mismas es poder mirarnos al espejo y mirarnos bonitas, colocarnos ropa de salida sin motivo aparente, darnos detalles, alimentarnos bien, darnos baños de sales o ir al spa, está bien pero, ¿qué pasa cuando el día, el momento o las ganas no nos dan para hacer nada de esto? ¿Nos estamos amando menos por dejar de hacer algo de esto?
En ocasiones vale la pena mirar el amor propio desde otra perspectiva, muchas veces estará bien y será suficiente aceptar la perfección del completo funcionamiento de nuestro cuerpo o solo detenernos a mirar un hábito que podemos cambiar. La historia de este capítulo nos habla de la perfección de parte de la unión de amor que somos.