Como al profeta Jeremías, permite que Dios te lleve al lugar en donde el te necesita. No limites la obra de Dios y enfócate en Él.
Una de tus virtudes a desarrollar es la espera. Dios no solo quiere lo bueno para ti, también quiere lo mejor.
No es en vano lo que tú siembras en el reino. Cuando Dios quiere algo en tu vida, no lo vas a forzar, va a fluir con cielos abiertos.
No desistas en medio de tus pensamientos de desasosiego, de sufrimiento oscuro, de perdición y desesperanza. Confía en Él.
Dios nos ha llamado para ayudar y dar testimonio en cualquier nivel, en cualquier espacio, en cualquier pensamiento, porque Él está en todo lugar y en donde tus naturales limitaciones no pueden vislumbrar.
Tú trasciendes a tus debilidades. Tú estas llamado a facilitar la vida de los demás
Nuestro si no debe esperar más. Dios te dirá que decir y hacer, no tu esfuerzo.