Julio César nació el 12 o 13 de julio del año 100 antes de Cristo en Roma, en una familia patricia que decía descender de Eneas, el héroe troyano hijo de Venus. Su padre fue Cayo Julio César y su madre Aurelia. Desde niño recibió una esmerada educación con maestros griegos que le enseñaron literatura, retórica y oratoria.
A los 15 años, tras la muerte de su padre, se casó con Cornelia, hija de Cinna, uno de los líderes del partido popular que defendía los intereses del pueblo frente a la aristocracia. Con este matrimonio, Julio César se alineó con el bando popular y se enfrentó al dictador Sila, que lo quiso obligar a divorciarse. César se negó y tuvo que huir de Roma para salvar su vida. Durante unos años viajó por Asia Menor y Grecia, donde se dedicó al estudio y al ejército.
Regresó a Roma en el año 78 a.C., cuando murió Sila, y empezó su carrera política como abogado y orador. En el año 73 a.C. fue elegido pontífice, un cargo religioso que le dio prestigio e influencia. En el año 69 a.C. fue cuestor en Hispania y en el año 65 a.C. edil curul en Roma. Durante su edilidad organizó unos juegos públicos que impresionaron al pueblo por su magnificencia y generosidad. En el año 63 a.C. fue pretor urbano y al año siguiente pontífice máximo, la máxima autoridad religiosa de Roma.
En el año 61 a.C. fue propretor en Hispania Ulterior, donde llevó a cabo una exitosa campaña militar contra los lusitanos. A su regreso a Roma, en el año 60 a.C., formó una alianza secreta con Pompeyo y Craso, los dos hombres más poderosos del momento, que se conoce como el Primer Triunvirato. Gracias a este pacto, Julio César fue elegido cónsul en el año 59 a.C., pese a la oposición de su colega Bíbulo y del Senado. Durante su consulado impulsó una serie de reformas políticas y sociales, como la ley agraria que repartía tierras entre los veteranos y los pobres.
Al terminar su consulado, Julio César obtuvo el gobierno de las Galias por cinco años. Allí emprendió una larga y sangrienta guerra de conquista que duró desde el año 58 al 51 a.C., y que le permitió someter a todos los pueblos galos y germanos, así como invadir Britania por primera vez. Estas campañas le dieron fama, riqueza y un ejército leal y experimentado.
Mientras tanto, en Roma se rompió el equilibrio entre los triunviros: Craso murió en el año 53 a.C., combatiendo contra los partos; Pompeyo se alió con el Senado y se convirtió en el líder del bando conservador; y Julio César se vio amenazado por sus enemigos políticos, que querían despojarlo de su inmunidad y llevarlo a juicio. En el año 49 a.C., Julio César cruzó el río Rubicón con sus tropas e inició una guerra civil contra Pompeyo y el Senado.
La guerra duró cuatro años y llevó a Julio César a recorrer Italia, Hispania, Grecia, Egipto, Asia Menor y África. En todas partes derrotó a sus adversarios con su genio militar y se destacó por su clemencia hacia los vencidos. Algunas de las batallas más famosas fueron las de Farsalia, en el año 48 a.C., donde venció a Pompeyo; Alejandría, en el año 47 a.C., donde ayudó a Cleopatra a recuperar el trono de Egipto; Zela, en el año 47 a.C., donde derrotó al rey Farnaces y pronunció la célebre frase "Veni, vidi, vici" (vine, vi, vencí); y Tapso, en el año 46 a.C., donde acabó con los últimos pompeyanos en África.
Tras su victoria definitiva, Julio César regresó a Roma como el amo absoluto del mundo romano. Se hizo nombrar dictador perpetuo y emprendió una serie de reformas para restaurar el orden y la prosperidad del Estado. Entre sus medidas más importantes destacaron: la reorganización del calendario, que pasó a ser el llamado calendario juliano; la ampliación del Senado y la concesión de la ciudadanía romana a muchos provincianos; la creación de colonias para los veteranos y los pobres; la reestructuración de la administración financiera y judicial; y la planificación de grandes obras públicas y proyectos militares.
Sin embargo, su poder ilimitado y su ambición le granjearon muchos enemigos entre los senadores republicanos, que veían en él una amenaza para las libertades tradicionales. Un grupo de conspiradores, encabezados por Bruto y Casio, tramaron un plan para asesinarlo. El 15 de marzo del año 44 a.C., cuando Julio César se dirigía al Senado, fue apuñalado hasta la muerte por sus asesinos. Su muerte desencadenó una nueva guerra civil que enfrentó a sus partidarios, Marco Antonio y Octavio (a quien había nombrado heredero), contra los conspiradores. Finalmente, Octavio se impuso como el primer emperador romano con el nombre de Augusto.
Julio César fue un personaje extraordinario que cambió la historia de Roma y del mundo. Su talento político y militar lo convirtieron en el hombre más poderoso de su época. Su oratoria y su prosa lo hicieron uno de los mejores escritores latinos. Su vida y su muerte inspiraron numerosas obras de arte y literatura. Su nombre pasó a ser sinónimo de soberano en muchas lenguas. Su legado perdura hasta nuestros días.