Modernos de otros tiempos

Antonia Brico. Modernos de otros tiempos (6x25). 12/4/2021


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Sección del programa de Rpa "La radio es mía" que demuestra que la modernidad es algo que viene de antiguo. Emisión del 12/4/2021, vigésimoquinta de la sexta temporada, dedicada a la directora de orquesta norteamericana, de origen holandés, Antonia Brico.
El otro día, mi amiga Lara Diloy decía en una entrevista que hacían falta referentes femeninos en la música clásica. En Modernos de otros tiempos hemos pensado que era buena idea recoger el guante y acercarnos a la historia de Antonia Brico, la primera mujer que ocupó el podio de la Filarmónica de Berlín. Era 1930 y si encontrar instrumentistas femeninas en una orquesta profesional era casi una excentricidad, que una mujer dirigiera el cotarro era impensable. Pero, ¿qué era eso para Antonia Brico? Ya no le cabían palos en las ruedas, se los habían puesto todos. Había estudiado música en Berkeley, ¿pero dirección de orquesta? ¿Para qué quieres estudiar algo que nunca podrás hacer? Lo intentó en Nueva York, y nada. Después fue a Alemania, en la tierra de Beethoven todo sería más sencillo. ¡Y un rábano! Le costó, pero consiguió convencer al legendario Karl Muck para que la acogiera como discípula, como su única alumna y consiguió graduarse en dirección en la Hochschule für Musik de Berlín. Ningún norteamericano lo había conseguido antes. Sus méritos musicales se impusieron y consiguió dirigir la Filarmónica de Berlín en enero de 1930. «Miss Brico –publicó el Allgemeine Zeitung– ha demostrado dotes sorpresivas e inequívocas como directora. Es más habilidosa, lista y musical que muchos de sus colegas masculinos que nos
aburren aquí en Berlín». Pese a eso, no repitió.
Volvió a EEUU y repitió su triunfo, pero un tenor se negó a actuar con ella por si le restaba protagonismo. En los años 30 fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica de Mujeres de Nueva York con la que cerró las muchas bocas que decían que las músicas no estaban preparadas para tocar determinados instrumentos, pero cuando acabó la guerra quedó alejada del gran público en Denver. De poco sirvió que Bruno Walter, Arthur Rubinstein, Albert Schweitzer, Jan Sibelius o Wilhelm Fürtwangler se rindieran ante su talento, nunca consiguió que una orquesta profesional la nombrara directora titular. Tuvo que conformarse con las orquestas amateurs que fundó o con las invitaciones para dirigir conciertos que recibía desde Europa. «Doy cinco conciertos al año aunque tenga fuerzas para dar cinco conciertos al mes. Enseño, pero estoy frustrada. Es como dar una miga de pan a alguien que se está muriendo de hambre».
En 1971, la cantante de folk Judy Collins, que había sido alumna suya en la infancia, hizo un magnífico documental: Antonia: Retrato de la mujer (pongo el enlace en los comentarios), que le dio un pequeño reconocimiento y le permitió dar varios conciertos con orquestas de primera y hasta que saliera un disco con sus oberturas de Mozart. Murió sola y olvidada en 1889.
Un reciente biopic, La directora de orquesta, recoge de forma bastante edulcorada (mercators rules) su historia. A mi, me ha hecho saber de su existencia. He ecuchado las pocas grabaciones que hizo y me pregunto: ¿Por qué ni siquiera a los aficionados más recalcitrantes a la música clásica nos suena esta mujer? ¿Precisamente por esto último? ella decía que «No me llamo a mí misma una mujer directora, me defino como un director que resultó ser mujer».
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Modernos de otros tiemposBy Carlos Plusvalias