Es que los latinos decían “Carpe Diem”, aprovecha el día, o el momento.  El filósofo alemán Hartman, decía que el tiempo no pasa, sino que nos traspasa. Si el tiempo no pasa, sino que nos traspasa, entonces somos como hojas arrastradas por una corriente invisible e inmutable. No es el tiempo el que fluye, sino nosotros quienes navegamos a través de su incesante curso. En esta travesía, cada instante nos moldea y transforma, recordándonos que no somos meros observadores del tiempo, sino participantes activos en su incesante danza. Al comprender que el tiempo nos traspasa, reconocemos nuestra finitud y la importancia de cada momento vivido.

La frase "En sus manos están mis tiempos" del