Bad
Bunny puso patas
arriba la industria de la música al publicar tres discos a lo largo de 2020. Arca
le ha superado sacando del tirón cuatro álbumes, y ni siquiera ha necesitado un
año, tan sólo cinco días. Entre el 30 de noviembre (fecha de salida de
‘KICK ii’) y el 3 de diciembre (cuando sacó ‘kiCk iiiii’, precedido entre tanto
por la tercera y la cuarta entregas) la venezolana
residente en Barcelona Alejandra Ghersi ha dinamitado los restos que aún
quedaban de un universo discográfico ya obsoleto.
Fuimos legión los que nos equivocamos al usar adjetivos como
“extraterrestre” para definir durante los primeros pasos
de su carrera (circa 2015, cuando debutó en el festival Sónar junto a Jesse
Kanda) a una artista que, en realidad, no ha hecho más que adelantarse al
futuro. Su propuesta no puede ser más visionaria: la destrucción del género,
la conexión con la realidad virtual, la tecnología implantada en los cuerpos…
Su arte es pura confusión, encuentra la belleza en el caos, destruye las
convenciones sociales con ironía brutal y talento.
En esta monumental saga
teje conexiones con el hyperpop y el reggaetón digital (cruce imposible entre Alice
Longyu Gao y Kelman Duran), con la electrónica gorda y oscura de Fuck Buttons,
con el arte experimental y el sonido abstracto, con las pelis de Cronenberg…
una amalgama de referencias que ella convierte en algo único, una suerte de
neo ciberpunk queer. Ahí está su mensaje más poderoso: el orgullo de ser
diferente ante los ojos de una sociedad que aún habita el pasado; ella es una
de las voces que ya están construyendo el presente.
José Fajardo.